Un espacio de 3 x 3 metros de ancho y largo, de más de 2 centímetros de profundidad. Es barro fresco, aplanado, liso. Sobre él hay una serie de objetos. Algunos están hechos de barro que ya es cerámica, otros están en proceso de serlo y hay también barro fresco amontonado. Este piso de barro alude al lugar donde sucedió el encuentro y posterior saqueo de un cementerio indígena en Colombia en 1992. Lo liso del piso hace referencia a cómo quedó el lugar después del saqueo y a como estaba al principio, cuando -aparentemente- no había nada.
Al tratarse de una instalación en el suelo, la persona que cuenta la historia tiene una relación corporal con el espacio, además de que ésta puede modificar completamente la instalación. Cada vez que da un paso, cada vez que se mueve, va modificando el espacio, como una hoja de papel que se va llenando de tinta al dibujar sobre ella. La manera en que se puede escribir/excavar sobre esta superficie involucra no sólo los pies sino otras partes del cuerpo y otras acciones además del caminar: acostarse, sentarse, arrastrarse, arrodillarse, caerse y usar rodillas, manos, codos, cabeza, pies, dedos y utensilios diferentes. El propio barro es herramienta de escritura.
Excavar, modificar esta superficie como si se tratara de re-escribir el texto que ya fue escrito, la historia -el desastre- que ya pasó. Re-escribirla en un intento de examinar en mayor profundidad que fue lo que pasó exactamente.
Excavar es entonces volver a mirar, mirar el suelo, observarlo detenidamente, descomponerlo. Descubrir que hay más allá de lo que está en la superficie e intentar ir a la raíz. Origen, verdad, no es algo que interese aquí. Se trata no tanto de ir al origen del problema, como de seguir sus raíces, descubrir dónde se extienden y/o especular al respecto.
Fotos cortesía de Bar Project y Emma.
La residencia de Mónica Restrepo es una iniciativa de Emma en colaboración con BAR project.
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