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Mostrando entradas de marzo, 2010

Op.3

“En 1932 y hasta 1937 viví en Cali; en tales años conocí íntimamente a Valencia, a los suyos y su medio; el medio familiar, el terruño que tanto quiso y que vino a ser la causa del cambio de rumbo en su vida. Cali sabía que Valencia era su mejor hijo, su más pura criatura, y quiso retenerlo iniciando a mediados del 32 la creación del conservatorio que había de ser la obra perdurable en la vida de Valencia. ¿Era Antonio María Valencia un educador, un apostólico y ferviente siervo de la causa docente? No, decididamente no. Siempre nos pareció a todos como un cumplimiento de un deber que él mismo se había impuesto y que supo cumplir en su principio. Pero en el fondo de su espíritu guardó una profunda nostalgia por la vida que no realizó, por el ideal que abandonó; esta fue su tragedia; la única cualidad que él no llegó a ser cimera fue la voluntad; a ésta la hiperestésica sensibilidad, su carácter fue perdiendo firmeza; el medio acabó por vencerlo; y sus amigos, sus incontables admiradore