Querido blog,
Varias semanas han pasado desde que te conté que estaba aprendiendo la clásica técnica de la cerámica y del modelado en yeso. Al principio de este largo proceso pedagógico, monsieur Jargic, era duro conmigo. Se burlaba de mí porque yo, siendo una artista profesional, no sabía nada sobre la cerámica ni la arcilla. Durante dos ocasiones, en las iniciaciones de cerámica que hacían a los alumnos de primer año, decía publicamente "hé aquí una artista aprendiendo apenas ahora a utilizar la cerámica". Yo enrrojecía y seguía con los ojos clavados en la arcilla.
Pasaron los días y descubrí como para el monsieur Jargic, hablarle duro a la gente era su forma de demostrar interés en el proyecto de alguien. Todo me lo enseñó al estilo de Miyagui y Karate Kid: barra primero acá, haga así y no pregunte porqué. Preguntar algo sobre el próximo paso era completamente inutil, él lo conservaba en secreto porque en el momento presente no servía de nada saberlo. Así pasaron los días observando, no haciendo preguntas y haciendo al pié de la letra todo lo que me decía que tenía que hacer.
Hoy, en las clases de iniciación en cerámica para los alumnos del primer año, fuí el ejemplo.
Varias semanas han pasado desde que te conté que estaba aprendiendo la clásica técnica de la cerámica y del modelado en yeso. Al principio de este largo proceso pedagógico, monsieur Jargic, era duro conmigo. Se burlaba de mí porque yo, siendo una artista profesional, no sabía nada sobre la cerámica ni la arcilla. Durante dos ocasiones, en las iniciaciones de cerámica que hacían a los alumnos de primer año, decía publicamente "hé aquí una artista aprendiendo apenas ahora a utilizar la cerámica". Yo enrrojecía y seguía con los ojos clavados en la arcilla.
Pasaron los días y descubrí como para el monsieur Jargic, hablarle duro a la gente era su forma de demostrar interés en el proyecto de alguien. Todo me lo enseñó al estilo de Miyagui y Karate Kid: barra primero acá, haga así y no pregunte porqué. Preguntar algo sobre el próximo paso era completamente inutil, él lo conservaba en secreto porque en el momento presente no servía de nada saberlo. Así pasaron los días observando, no haciendo preguntas y haciendo al pié de la letra todo lo que me decía que tenía que hacer.
Hoy, en las clases de iniciación en cerámica para los alumnos del primer año, fuí el ejemplo.
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